Bosnia y Herzegovina enfrenta una de sus mayores crisis políticas desde la guerra de los Balcanes (1992-1995). La orden de arresto emitida contra Milorad Dodik, presidente de la República Srpska, ha avivado las tensiones étnicas y geopolíticas en la región, con advertencias de Serbia sobre un posible conflicto civil y con potencias extranjeras observando de cerca los acontecimientos. La OTAN ha desplegado más tropas en la región y Rusia se presenta como un aliado separatista.


El conflicto actual tiene su epicentro en Milorad Dodik, líder serbobosnio y férreo defensor de la independencia de la República Srpska, una de las dos entidades que conforman Bosnia y Herzegovina. Ayer, 12 de marzo, la Fiscalía bosnia emitió una orden de arresto en su contra tras su negativa a acatar sentencias del Tribunal Constitucional y del Alto Representante Internacional, Christian Schmidt. Dodik, que fue condenado en febrero a un año de prisión y seis años de inhabilitación política, ha rechazado las acusaciones y considera que la justicia bosnia está bajo la influencia de actores occidentales. Sus seguidores, en su mayoría nacionalistas serbobosnios, han calificado la orden de detención como un «ataque directo a la soberanía» de la República Srpska.
Dodik ha intensificado su retórica separatista, anunciando medidas para reforzar la autonomía de la entidad y avanzar en la creación de una nueva constitución que podría incluso contemplar la formación de un ejército propio. La crisis se agrava tras el apoyo del presidente serbio, Aleksandar Vučić, que ha manifestado su apoyo a Dodik y advertido que un intento de arrestarlo podría «desatar consecuencias impredecibles» en la región.
Además, la situación ha captado la atención de Rusia, aliado estratégico de Dodik y Serbia. Moscú ha expresado su preocupación por la injerencia de Occidente en los asuntos internos de Bosnia y Herzegovina y ha afirmado que esta orden de arresto podría desencadenar una mayor inestabilidad en la región. En las últimas horas, el Kremlin ha advertido que la situación está siendo "manipulada por Occidente" para presionar a Serbia y debilitar la influencia rusa en los Balcanes. Dodik, por su parte, ha hecho un llamamiento a Rusia para que intervenga diplomática y políticamente en su favor, declarando: «necesitamos el apoyo de nuestros aliados, y Rusia ha demostrado ser un socio confiable».
La OTAN ha comenzado a aumentar su presencia militar en la región, justificando esta con una posible escalada de las tensiones. El mando de la misión EUFOR Althea, que supervisa el cumplimiento de los acuerdos de paz en Bosnia, ha anunciado el despliegue de más tropas en el país para «garantizar la seguridad y prevenir cualquier escalada de violencia». La OTAN ha advertido en varias ocasiones que no permitirá ningún intento de alterar las fronteras en la región y que intervendrá si la estabilidad de Bosnia y Herzegovina se ve amenazada. Además de la OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea han instado a Dodik a respetar el orden constitucional y han señalado que cualquier intento de secesión de la República Srpska sería considerado una violación de los Acuerdos de Dayton, el tratado de paz que puso fin a la guerra en 1995.
Mientras la crisis se agrava, el gobierno central de Denis Bećirović ha reafirmado que no tolerará ningún desafío a la unidad del país. Desde Sarajevo, se ha insistido a Dodik a presentarse ante la justicia y ha mencionado que su desobediencia pone en peligro la paz y estabilidad del país. La Federación de Bosnia y Herzegovina, dominada por bosníacos musulmanes y croatas, respalda la acción judicial contra Dodik, pero enfrenta dificultades para consolidar un frente político unificado. Los líderes croatas en Bosnia han expresado su preocupación por la crisis, temiendo que un conflicto entre bosníacos y serbobosnios pueda tener repercusiones en la comunidad croata del país, como ya pasó en la guerra.
En cuanto a la situación política dentro de la República Srpska, Dodik ha reiterado sus intenciones de avanzar hacia un modelo de mayor autonomía, con la creación de una nueva constitución que podría permitir a la región tener sus propias fuerzas armadas y un control más estrecho sobre sus políticas exteriores. Esta iniciativa ha generado inquietud entre los partidos bosníacos y croatas, que temen que la República Srpska esté dando pasos concretos hacia la secesión de Bosnia y Herzegovina, acercándose a Serbia y Rusia.
Francisco Segovia, El Camarada del Mundo®, 13/03/2025. ⌂⌂
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