Los líderes del ejército pretenden llegar a contar con una reserva de 80.000 efectivos sin implantar de nuevo la “mili”

Publicado el 7 de julio de 2024, 16:30

Los altos mandos se plantean varias formas de conseguir alcanzar los 80.000 reservistas sin necesidad de traer de vuelta la formación militar obligatoria.

Siguiendo a varios países miembros de la OTAN como Suecia, Dinamarca o Noruega, las Fuerzas Armadas españolas se enfrentan al desafío de fortalecer su capacidad de respuesta sin recurrir a medidas impopulares como el retorno del servicio militar obligatorio (conocido popularmente como “mili”). Los altos mandos del ejército están explorando alternativas para alcanzar una reserva numerosa que pueda servir en caso de guerra.

Uno de los generales al frente de misiones internacionales españolas señaló ante la prensa que “potenciar una reserva voluntaria es una de las grandes asignaturas pendientes de la reforma de los ejércitos en democracia”. En su opinión, más urgente que tener soldados entrenados para el combate directo es contar con “una reserva voluntaria de médicos, ingenieros, especialistas en electrónica y comunicaciones, operadores de dron, técnicos de logística… profesionales que desean incorporarse como reservistas, pero no pueden porque hoy el número permitido es muy limitado”. Tener una reserva voluntaria de profesionales civiles sería clave para “tareas a 20 kilómetros del frente. Desde la guerra de Vietnam se sabe bien que por cada soldado en primera línea es necesario un montón de personal en la retaguardia” Afirmó el general.

El aumento del gasto en equipamiento de defensa emprendido por España no basta si no se invierte en personal. Hay una gran desproporción entre los momentos de guerra y de paz. Ucrania, un país de 38 millones de habitantes, tiene hoy más de 400.000 ciudadanos movilizados para su ejército. España, con 47 millones, tiene cerca de 75.000 en el Ejército de Tierra.

Este alto jefe militar, acostumbrado a la falta de personal en Tierra, subraya el dato. Las compañías, teóricamente, tienen 140 componentes, pero no reúnen más de 100. Por libranzas y conciliación, cuando llegan unas maniobras, el capitán no saldrá al campo con más de 70. Esta situación se repite en un Ejército de Tierra en el que también un tercio de los diplomados de Estado Mayor están fuera del colectivo.

El modelo preferido por los militares españoles no es el retorno de la mili, sino la reserva al «estilo nórdico», como la que describió en el Seminario de Seguridad y Defensa el coronel José Luis Calvo, jefe de la División de Coordinación y Estudios del Ministerio de Defensa, en el panel ‘Lecciones de Ucrania y Gaza: repercusiones en Occidente’: “Ese retorno al servicio militar obligatorio que se está produciendo en los países escandinavos, y que se está pensando en Alemania, en realidad no es el que algunos aquí han conocido. Allí sigue habiendo un núcleo de profesionales, y de los jóvenes disponibles cada año se elige una parte muy pequeña, un 5 o un 7%”.

Por ahora, el debate entre militares no ha llegado al nivel político. Es una “reflexión teórica” entre altos oficiales, “y no se está haciendo nada para materializar algo así”, explica una fuente consultada en Defensa. Este debate se centra principalmente en el Ejército de Tierra, donde se percibe con mayor urgencia la necesidad de contar con una reserva voluntaria e instruida.

Además, España tiene un contingente de veteranos, militares profesionales que han salido de las Fuerzas Armadas al cumplir los 45 años, con una instrucción muy precisa en trabajos castrenses. Desde 2018, más de 1.000 soldados y marineros se retiran cada año al cumplir los 45. Para 2036, según fuentes del ministerio, sumarán ya 50.000. El problema no es el conocimiento, sino la edad. En cierto modo, es el mismo problema que afecta a toda la Confederación Interaliada de Suboficiales en la Reserva, una entidad de militares OTAN, expertos recuperables en caso de necesidad, siempre que la edad lo permita.

“La instrucción básica, formar soldados para que sean capaces de unirse en una compañía y coger un fusil, es relativamente sencillo, cuestión de unos meses. El problema al constituir una reserva es formar oficiales y suboficiales”, comenta un oficial superior de la Armada.

Quizá la solución pase por recuperar las viejas escalas universitarias de complemento, el antiguo IMEC de alféreces y sargentos, han sugerido algunos expertos.

Sin embargo, para este jefe de Infantería de Marina, es preferible el modelo de incentivos norteamericano: civiles que entran por unos años en las Fuerzas Armadas a cambio del pago de sus estudios y de otros mecanismos para ascender socialmente, con facilidades de integración posterior en el mundo laboral. Las distintas promociones de licenciados van sumando una reserva, bajo el concepto All Volunteer Force, muy bien formada y movilizable.

El debate está en Europa, encendido por la previsión de distintos servicios de inteligencia de que Vladímir Putin no se detenga en Ucrania. No obstante, todos los consultados coinciden en que esta legislatura en España no es momento para un debate político sobre el asunto. Según una fuente de Defensa, “No creo que se haga nada”, dice, pero con una salvedad: “A menos que la situación empeore o se hagan recomendaciones en ese sentido desde la OTAN o la UE”.

 

Álvaro Martínez, El Camarada del Mundo®, 07/07/2024

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